Nuestros padres, nuestros abuelos y, por qué no, nuestros antepasados, que inventaron estos momentos de comunión con los miembros de la familia y los amigos escribiendo estas canciones de Navidad que a menudo cantaban con palmas y tocando el tambor con un utensilio de cocina (una cacerola, por ejemplo), nunca se habrían imaginado el alcance que tendría el “chanté Nwèl” (Sing Christmas).
Esa Navidad de antaño, que también consistía en caminar en grupo y cantar cánticos hasta la casa de los familiares y vecinos que le recibían con los brazos abiertos, desapareció.
Hoy, cantar estos cánticos tradicionales se convertió en un negocio. En efecto, desde hace unos veinte años aparecieron orquestas integradas por mujeres (cantantes y bailarinas) y hombres (cantantes y músicos) con trajes hechos por modistos.
Durante el período de Adviento, hasta el 23 de diciembre, estos grupos recorrerán Guadalupe y Martinica para dar verdaderos conciertos. Si un alcalde, una empresa o una asociación quiere quedar bien con sus ciudadanos, empleados o miembros, tiene mucho interés en organizar un “chanté Nwèl”, un tipo de espectáculo que no cuesta 2,50 francos sino varios miles de euros…
A menudo estos grupos reproducen los antiguos cánticos que perduraron durante muchas décadas y que forman parte de nuestro patrimonio inmaterial. La música suena bien, es muy rítmica y es difícil no mover el cuerpo.
Estos grupos también componen nuevas canciones que suelen contar las aventuras de alguien en Nochebuena, especialmente después de comer bien y beber mucho…
A veces también encontramos canciones un poco “particulares”, por no decir con connotaciones sexuales. Si usted se atreve a hacer un comentario negativo, está seguro de que los autores de estas canciones y sus seguidores le dirán que tiene un “espíritu pantanoso”, que es usted quien imagina cosas negativas donde no las hay.
Entre estos cantantes y bandas, hay algunos que son “especialistas” en la materia. Están ahí de pie muy temprano en noviembre para estar seguros de llenar la agenda de conciertos-chanté Nwèl con su nuevo CD en la mano, una nueva producción que con certeza incluye una canción de doble sentido. No vale la pena mencionarlos, saben quiénes son. Estos artistas se consideran poetas, actores cómicos.
Por supuesto, durante los “chanté Nwèl” en escenarios comunales o de otro tipo y ahora en escenarios virtuales, interpretan estas equívocas canciones que a menudo se convierten en éxitos. Todo el mundo baila y canta porque estas canciones están compuestas en ritmos tradicionales del gwoka para Guadalupe o del bèlè para Martinica. ¿Pero es este el momento adecuado para interpretar tales composiciones? En los hogares, estos temas también están de moda en los tocadiscos de los sistemas estéreos.
Es Navidad, un período de alegría por excelencia, vemos verdaderos “tchoké varé”, “bouré douvan” para utilizar expresiones criollas, es decir bailes “calientes”?
Sí, mucha gente está borracha de alegría y a veces de ron o de ponche, pero ¿las canciones equívocas, de doble sentido, con connotaciones sexuales tienen cabida en estas reuniones destinadas a celebrar el nacimiento de un niño (por lo tanto, sinónimo de inocencia) llamado Jesús, un niño que es, además, el Salvador del mundo?
Sí, sí y sí, damas y caballeros, artistas y fiesteros, Navidad es ante todo una fiesta religiosa.
Está claro que hay una mezcla de Navidad, Nochevieja y carnaval. Esto se debe ciertamente a la proximidad de estas dos últimas celebraciones con la Navidad; Recordemos que el carnaval comienza oficialmente en Guadalupe y Martinica el primer domingo de enero pero algunos “grupos a po” guadalupeños están en las calles desde el 1 de enero.
No, no y no, damas y caballeros artistas y fiesteros, si el 31 de diciembre y durante la temporada de carnaval todo (o casi todo) está permitido, no es el caso en Navidad, a menos que la religión no tenga ningún sentido para ustedes.