Aunque muchos pensaron que el World Kréyol Art Festival, programado del 1 al 8 de mayo de 2021, sería cancelado ya que Guadalupe está confinada por tres semanas desde el pasado martes 27 de abril, se sorprenden al saber que el evento se mantiene.
Este evento cultural se organiza, además, de una manera bastante particular. Los fans del arte callejero están esperando un programa prometido por la organización que, en el momento de escribir este artículo, todavía no ha sido publicado. Nos enteramos de que los artistas se colocan aquí y allá sin demasiados detalles para realizar sus obras. Por su parte, la declaración de la prefectura de Guadalupe que nos ha llegado el 30 de abril es muy clara sobre este evento : “Hasta la fecha no ha llegado a la prefectura ninguna solicitud de exención para el mantenimiento de este festival”.
¿Sería entonces ilegal la 3ª edición del WKAF durante este confinamiento? Nuestra vida está marcada de certificados que justifican todos nuestros movimientos si no queremos recibir una multa de 135 euros de las fuerzas del orden… ¿Qué certificado presentarán estos artistas en caso de control policial? ¿Les dará el actual municipio de Pointe-à-Pitre un certificado de desplazamiento por “embellecimiento” de la ciudad? Son preguntas que también se hacen algunos de los artistas invitados a participar en el evento…
En el pasado, los grafiteros y sus grafitis han sido combatidos e incomprendidos en Guadalupe y en otros lugares. En efecto, a menudo la gente pasaba por delante de una pared “virgen” y al día siguiente se sorprendía al descubrir un fresco realizado durante la noche por uno o varios individuos precipitadamente y sin autorización.
El lanzamiento del WKAF ha conseguido poner en escena a artistas de pleno derecho y poner nombres a rostros que, hasta ahora eran en su mayoría desconocidos. Sólo unos pocos era conocidos por pintar en paredes de residencias, puentes y estadios, entre otros, a cambio de una remuneración. En 2019, durante varios días, estos artistas pudieron expresar su talento en las paredes tras obtener la autorización del antiguo municipio de Pointe-à-Pitre, de organizaciones privadas o públicas y de los residentes.
El éxito popular de este evento cultural, durante esta 2ª edición, fue posible porque los espectadores (habitantes de Pointe-à-Pitre y de otros municipios o turistas) pudieron ver a los artistas realizar sus obras en vivo, hacer fotos y vídeos de sus actuaciones artísticas, hacerse selfies con ellos, comentar los frescos, hablar con estos creadores que se mostraron muy accesibles. Disfrutaron de un verdadero espectáculo vivo.
Entonces, ¿qué puede explicar el hecho de que este festival de arte callejero se mantenga en un confinamiento cuando hubiera sido más prudente esperar a que bajara el número de personas infectadas por la Covid-19 y a que Guadalupe saliera del confinamiento? ¿Se trata de complacer a los artistas pero sin la presencia del público o con espectadores que no pueden estar en la calle según la ley? Por supuesto, cuando termine este confinamiento, la población descubrirá estos dibujos con alegría, pero no habrá participado en este festival que habría tenido lugar en una especie de clandestinidad… Algunos tal vez harán una visita en rickshaw por la ciudad para recibir explicaciones de los artistas y tendrán que pagar 35 euros…