Hace 30 o 40 años, los “Chanté Nwèl” (Cantar la Navidad) consistía en ir de casa en casa por los barrios donde vivíamos, cantando canciones sobre el nacimiento de Jesús, dando palmas o golpeando cacerolas, etc. Esta delegación itinerante era bien recibida por los vecinos, que no dudaron en servir ponche, morcilla, jamón de Navidad, en resumen todos los platos típicos de esta fiesta. Las disputas entre vecinos se olvidaban y se empezaba de nuevo. Navidad, fiesta del compartir y del perdón…
Las familias que tenían miembros músicos se instalaban en su terraza o en el salón para cantar canciones en criollo o francés celebrando al Niño Jesús o escenas de la vida durante este periodo festivo.
A partir de los años 90, esta celebración “afable” y espontánea en los “lakou”, los barrios y las casas, fue sustituida por verdaderas orquestas integradas por hombres músicos y mujeres cantantes y bailarinas. La música se hizo más rítmica, con el biguine y el zouk ; y los trajes de colores vivos, peinados y maquillajes se convirtieron en indispensable para la belleza del espectáculo sobre el escenario.
Con los años, se ha multiplicado el número de grupos especializados en “Chanté Nwèl” que sólo se forman durante el periodo de Adviento. Hay que decir que, en estas condiciones, cantar canciones de Navidad aunque no se crea en Dios, no se sepa realmente quién es Jesús y no se vaya nunca a misa, se ha convertido en un verdadero negocio y en un mes estos grupos pueden recaudar mucho dinero. Por otra parte, hace unos veinte años, cada ayuntamiento o municipio organizaba su “Chanté Nwèl”, pero las restricciones presupuestarias han reducido estos conciertos…
Sin embargo, los clientes de estas bandas musicales son sobre todo autoridades locales (municipios, comunidades de aglomeraciones, Consejos regional, Consejo departamental), grandes empresas, centros comerciales, etc. Hay que pagar a partir de 5.000 euros (y mucho más para grupos muy conocidos) para aspirar a que uno de estos grupos suba a un escenario ; la multitud no paga por ver el espectáculo, pero organizar un “Chanté Nwèl” es también una manera de mejorar tu comunicación teniendo (piensan) al Niño Jesús a su lado.
Por su parte, la Iglesia tiende a acoger con satisfacción el gran entusiasmo de los guadalupeños y martiniqueses por estos conciertos prenavideños como una prueba de la vitalidad de la fe cristiana.
Pero, ¿cuántos saben que los conciertos “Chanté Nwèl” son ante todo conciertos “religiosos”? Después de todo, se trata de celebrar el nacimiento de un niño – Jesús – que es el Salvador enviado por Dios. Por supuesto, nos alegramos y celebramos esta llegada cantando y bailando. En Nochebuena, algunos se concentran primero en la comida y, preferentemente, en las bebidas alcohólicas para mostrar su alegría… Y luego, tenemos ganas de celebrar el final de un año y esperar un Año Nuevo cada vez mejor…
Con el paso de los años, los villancicos tradicionales han dado paso a las composiciones musicales de los grupos. Estas nuevas canciones demuestran sin duda la creatividad de los artistas, pero nos damos cuenta de que muchas de ellas tienen doble sentido y connotaciones sexuales. A menudo, los títulos lo dicen todo…
Denunciar esto es correr el riesgo de que te digan que tienes una “mente pantanosa” o demasiada imaginación…
Durante los espectáculos de “Chanté Nwèl”, algunas personas en la multitud no tienen miedo de añadir letras vulgares y por debajo del cinturón a estas nuevas composiciones, prueba de que han recibido bien el mensaje del compositor… Otros no bailan de manera “respetable”, ya que vemos a hombres y mujeres apretados unos contra otros y frotándose sus partes privadas…
¿Los compositores de estas canciones ignoran el aspecto “religioso” o familiar de los “Chanté Nwèl”? ¿Piensan que, para hacerlas populares, es absolutamente necesario incluir alusiones sexuales que conducen inevitablemente a escenas de bebida y desenfreno?
Una de las explicaciones de estos comportamientos sería la confusión entre la fiesta religiosa de la Navidad y la fiesta pagana del Carnaval. La proximidad de estos dos momentos de celebración ha acabado por borrar todas las fronteras. Recordamos que el período carnavalesco comienza el 1 de enero y termina el Miércoles de Ceniza en Guadalupe y Martinica. Sucede que algunos CD de grupos de “Chanté Nwèl” también incluyen temas de carnaval…
Está claro que el mundo del “Chanté Nwèl” en Guadalupe y Martinica necesita una gran limpieza. ¿Están los músicos y el público dispuestos a establecer normas de buena conducta en estos conciertos que reúnen a toda la familia, o tenemos que esperar a una intervención divina?