En el archipiélago guadalupeño se celebran muchos festivales que ponen en valor el patrimonio artístico, culinario, y de otro tipo. De hecho, casi todos los municipios tienen su propio festival que se supone que promueve el territorio y su economía. El último fue el “Festival de Barbacoa” que se tuvo lugar en Morne-à-l’Eau a finales de julio. Por desgracia, el mango (Mangifera indica) aún no ha encontrado el favor de nadie, a pesar de estar presente en nuestro territorio desde hace siglos. Tal vez muchos (por desconocimiento) lo encuentren demasiado ordinario…
En Guadalupe, hace unos años, las generaciones mayores – personas mayores de 40 años – se iban durante las vacaciones escolares (sobre todo los miércoles) en busca de los famosos “mangos” en las tierras del archipiélago que no estaban tan cercadas y cubiertas de hormigón como ahora. Fue un verdadero placer disfrutar esta fruta en el bosque, de la que cada variedad tiene un sabor particular. Estos paseos tenían lugar incluso cuando los padres habían plantado un árbol de mango cerca de la casa familiar. Los ancianos conocían el valor de este árbol.
Hoy en día, el árbol del mango es prácticamente ignorado, a veces despreciado. En este momento, en los jardines privados o en el campo, montones de mangos cubren el suelo y pudren porque casi nadie los quiere. La gente prefiere dar a sus hijos una manzana de Francia, que es mucho mejor que el vulgar “mango” que algunos recogen en cubos y carretillas para dar a sus cerdos. Otros piensan que este árbol plantado por los ancianos es bastante sucio, por lo que prefieren cortarlo con una motosierra para hacerlo desaparecer.
¿Qué pensaría el líder espiritual Buda, a quien, según la leyenda, le gustaba sentarse bajo un árbol de mango para meditar? Originario de Asia (Noreste de la India, Myanmar/ex Birmania y Bangladesh), donde se planta desde hace 4.000 años, el árbol del mango puede vivir 400 años. La palabra “mango” que proviene del tamil “mangkay”, entró en la lengua francesa en el siglo XVII y proviene del portugués “manga”.
El árbol del mango es venerado por los hindúes, que lo consideran un amuleto de la buena suerte, ya que su fruto atrae el amor y la fortuna, y está asociado a Lakshmi, diosa de la fortuna, la prosperidad, la riqueza y la abundancia. Se dice que sus hojas colgadas en las puertas de las casas ahuyentan los malos espíritus. En la India, los niños están inmersos en este “culto al mango” desde una edad muy temprana, aprendiendo a reconocer el mango, que es la fruta nacional, el rey de las frutas. Todos los años, en agosto, la ciudad de Nueva Delhi acoge el Festival Internacional del Mango, en el que se presentan más de 1.000 mangos y se organizan diversos concursos (mejor productor/mejor mango, mejor comedor de mangos) y eventos.
Se cree que el árbol del mango fue traído al Nuevo Mundo (especialmente a Brasil) por navegantes portugueses en el siglo XVIII. Según el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) de Guadalupe, su presencia se registra en Brasil en 1742, en Barbados en 1748, en México en 1778, en Jamaica en 1782 y en 1839, ya es muy conocida en Guadalupe, como se indica en el “Traité des Fruits, tant indigènes qu’exotiques” de Jean-François Couverchel, de la Academia de de Medicina y de la Sociedad de Farmacia de París, lo que implica que había sido introducida en la isla muchos años antes.
Se puede imaginar que un árbol y su fruto con tales virtudes también fueron llevados por los indios que vinieron a trabajar a Guadalupe a partir de diciembre de 1854.
Cada año, de mayo a septiembre, y a veces más tarde porque ya no hay estación como es costumbre decir, este árbol tropical, que puede alcanzar una altura de unos treinta metros, produce muchos frutos. En la India hay más de 1.000 variedades de mangos, en Guadalupe se hable de 120 o más de 300 variedades. Podemos mencionar algunos nombres : mango manzana, mango hilo, mango zékoden (huevo de pavo), mango buey, mango injertado, mango julie, mango tinn’, mango reina amelie, mango redondo, etc.
En Trinidad y Tobago, donde existe un Oficina nacional del Mango (National Mango Board), hay más de 70 variedades ; en Martinica, unas 100 variedades ; en Nieves, 44 variedades.
Cabe señalar que el mango se llama mango en criollo, mango en inglés y mango en español, un solo nombre para una fruta muy popular en el Caribe…
Desde hace varios años, algunas islas caribeñas, con o sin inmigración india, valorizan esta fruta a través de eventos culturales y culinarios que suelen celebrarse en julion : “Nevis Mango Festival”, “St Croix mango Melee”, “Trinidad & Tobago Mango Festival”, “Mango Array & Tropical Fruit Festival” (Tortola, Islas Vírgenes Británicas), “Mango Madness” (Santa Lucía), “Antigua & Barbuda Mango Festival”, etc.
Organizar un “Festival del Mango” en Guadalupe sería una oportunidad real para abordar diversos temas relacionados con la economía, la agricultura, la cultura, el arte, la cocina, la agroindustria, la cosmética, la curación a través de las plantas, entre otros, durante conferencias, diversos talleres, concursos culinarios y exposiciones artísticas y artesanales. Este festival sería también una oportunidad para hablar con nuestros vecinos caribeños que tienen variedades de mangos desconocidas en nuestro archipiélago.
Entonces, ¿a qué estamos esperando para promover por fin este patrimonio frutícola?