Artículo escrito por Phew Laroc (ganador del 33° “Prix du Jeune Écrivain de Langue Française”) en Puerto Príncipe, Haití
La historia tiene su cuota de poetas asesinados. Pensamos en Federico García Lorca, Roque Dalton y, en el contexto haitiano, Jacques Roche que fue asesinado en 2005, cuatro días después de su secuestro y unos días antes de su cumpleaños… El pasado lunes 15 de junio, por la noche, se añadió a la lista Farah-Martine Lhérisson.
Apenas unos días después de Livres en Folie, la feria del libro más popular de Haití, reducida este año a su simple expresión virtual, debido a la pandemia del coronavirus, la literatura haitiana se ve sumida en el luto. El drama tuvo lugar en Péguy-ville. Sobre las 8 de la noche, dos individuos con bufanda, armas en la mano, irrumpieron en la casa de Farah-Martine Lhérisson (49 años) y su marido Lavoisier Lamothe (56 años), hiriendo gravemente a su guardián antes de abrir fuego contra la pareja, ante los ojos aterrorizados de su hijo Laurent Lamothe (12 años) y dos criadas. Herida en el cuello y el pecho, la poetisa murió en el acto, mientras que su marido, en una último salto, apenas tuvo fuerzas para arrastrarse hasta el cuarto de baño.
Si Farah-Martine Lhérisson, autora de una colección única de poemas “Itinéraire zéro” a la edad de 25 años, era discreta desde entonces en la escena literaria haitiana, ella sigue siendo una de las principales figuras de su poesía contemporánea. El “Itinéraire zéro”, publicada en 1995, había recibido efectivamente elogios de la crítica y el reconocimiento de los profesionales del medio literario haitiano. Escritores como el académico haitiano-quebequense Rodney St-Éloi (de la Académie des lettres du Québec) y el exigente Lyonel Trouillot saludaban la obra de la poetisa. En un artículo en homenaje a la fallecida, el crítico haitiano Wébert Charles reconoce que “esta colección única de poemas de la autora, llena de imágenes fuertes, hecha en una escritura a la vez dulce y salvaje, conquistó a la nueva generación de poetas haitianos de la década de 2000, e incluso al Haití posterior al terremoto”.
Una “mujer llena de vida y de proyectos”
Este asesinato y la violencia con la que se perpetró conmocionaron especialmente a la comunidad literaria haitiana y a los profesionales del medio educativo. Farah-Martine Lhérisson, profesora de literatura y licenciada en administración escolar, fue también directora del Colegio St-Léonard en el municipio de Delmas. El Ministerio de Cultura y Comunicación y el Ministerio de Educación condenaron enérgicamente este asesinato y pidieron a las autoridades judiciales que arrojaran luz sobre este “horrible crimen”.
Por parte de la gente de literatura, la escritora Évains Wêche que es como ella fue un miembro del jurado del Premio literario Deschamps, recuerda a una “mujer llena de vida y de proyectos”, mientras que el poeta André Fouad llora la muerte de la que todavía era “una promesa”. El centro PEN Haití, en una nota firmada por su presidente, la escritora Kettly Mars, no ocultó “[su] consternación y [su] dolor” al enterarse de la muerte de una autora que, con una sola colección, fue “consagrada una poetisa entre poetas”. En la página de Facebook de la asociación de escritores se pueden leer estos versos de Farah-Martine Lhérisson :
“Et puis il y a ces draps
qui font glisser
mes souvenirs
cette lampe de chevet s’en va mais… reviens
je la veux l’image du tableau d’en face
je la porterai en écharpe
elles se sont perdues mes croisières”.
(Y luego están estas sábanas que arrastran mis recuerdos, esta lámpara de noche se va pero… vuelve, quiero la imagen del cuadro de enfrente, la usaré en bufanda, se perdieron mis cruceros).