El relato de la vida de este personaje ineludible de la cultura guadalupeña se nos cuenta en las 120 páginas de este libro que acaba de publicar las ediciones MJCA. “Misyé, Mizik, Mas, Larel Senjan” fue presentado durante un café literario organizado por la Maison des Jeunes et de la Culture des Abymes frente un público muy interesado.
Muchas personas acudieron el sábado 19 de marzo, víspera de Mi-Carême, que tradicionalmente se celebra en Guadalupe con un desfile de carnaval con trajes rojos y negros (una especificidad en el Caribe que no tuvo lugar este año debido al aumento de los casos de Covid-19), para asistir a la presentación del libro “Misyé, Mizik, Mas, Larel Senjan” de Alain Mozar, publicado por la Maison des Jeunes et de la Culture des Abymes (MJCA).
Richard, Fabien y Rony Javois, respectivamente presidente, director y animador de la estructura, se esforzaron para precisar el espíritu de la institución, su historia y algunos de sus logros.
En cuanto al conocido sociólogo Franck Garain, fue elegido para desempeñar el papel de moderador de este primer café literario del año 2022 en la MJC de Les Abymes. El “espíritu MJCA” reinó así durante tres horas en las que se compartió esta obra colectiva con el numeroso público marcado por los signos de lo intergeneracional e intercultural.
Para empezar este encuentro, era importante afirmar que este personaje – del que todo el mundo habla sobre todo durante el carnaval de Guadalupe y especialmente durante los desfiles de Mas a Po – realmente existió. Para Alain Mozar, 53 años después de su muerte, era necesario recordar que este hombre no es sólo un concepto cuando hoy se habla de “Mas a Senjan” o “Mizik a Senjan”.
Un personaje real
Victor-Emmanuel Bernardin-Germain, apodado Senjan (Saint-Jean, en francés), nació el 20 de julio de 1910 en Les Abymes y murió el 10 de agosto de 1969. Descansa en la tumba de la familia Maxo en el cementerio de la misma ciudad.
Esta apasionante historia, el autor nos la cuenta a lo largo de las 120 páginas del libro, que se han agrupado en 13 capítulos y unos sesenta subcapítulos para permitir una mejor comprensión y una mejor lectura.
Alain Mozar precisa que la idea de escribir este libro nació en 2017 cuando la MJCA había creado un taller en torno a la memoria de Senjan (Mémwa Senjan) que dio lugar a varios logros como las conmemoraciones en 2018 y 2019 en el marco del evento carnavalesco “Doubout pou on gwan vidé” en Les Abymes. Cabe señalar que Alain Mozar colabora desde hace muchos años con la MJC de la ciudad de Abymes.
Además, para el autor que es un excelente conocedor del Mas, la evolución de la MJCA y la evolución de este actor de la vida cultural que fue Senjan están estrechamente vinculadas : “Algunos dirán que se trata simplemente de una reunión de habitantes de Les Abymes. Pero si se mira más de cerca, es un poco más que eso. La MJCA, que comenzó en 1967, y Senjan tienen una trayectoria similar. Y esto, desde el punto de vista de la observación de su entorno, de la toma de iniciativas, de las prácticas solidarias y populares y en la inscripción en el tiempo de los hechos que dan sentido a lo común, a la acción colectiva”, dice.
Muchos colaboradores
Aunque Alain Mozar siga siendo modesto, este libro es el fruto de un titánico trabajo de investigación en las bibliotecas municipales de la aglomeración de Pointe-à-Pitre-Les Abymes, la mediateca Caribe “Bettino Lara” en Basse-Terre, los Archivos Departamentales de Guadalupe en Gourbeyre, lugares de conocimiento donde estuvo varias veces. También es el resultado de una gran recopilación de testimonios de personas que conocieron a Senjan o lo vieron durante los desfiles en las calles, etc. Los colaboradores que participaron activamente en la elaboración de este libro con el autor “son muchos, no podremos presentarlos todos aquí. Allí están sus padres, familiares, observadores, analistas, acompañantes y correctores. Pero también las asociaciones KMK y MADES, socias desde hace años. Todos ellos se mencionan en la página 115 del libro. Les damos a todos las gracias”, dice Alain Mozar, que confiesa que trabajó mucho en la redacción del libro durante el periodo de confinamiento debido a la pandemia de Covid-19 (de marzo a junio de 2020).
Entre esta gran cantidad de información recopilada de los colaboradores, hubo afirmaciones, revelaciones, preguntas y aún quedan puntos por aclarar sobre Senjan, sin embargo, se pudo trazar un retrato del hombre y sus actividades. En efecto, Senjan era ante todo un gran aficionado al carnaval. “De niño, como tantos otros, hizo “Mas” en los barrios y calles de Les Abymes. De adolescente y adulto, hizo “Mas” con sus padres (Mas a Ahoua, Mas a Labrassières, sé Mas Bitasyon). De adulto, hizo Mas (Mas a Mokafa), antes y después de su grave accidente de tráfico. Observamos que practicaba la música tocando instrumentos como el saxofón, el acordeón y el tanbou (tambor). Iba a los léwòz, sobre todo en la región de Grands-Fonds”, dice el autor.
Un actor cultural, económico y social
Según Alain Mozar, Senjan fue también un “actor en el ámbito de la educación popular, un actor en el ámbito económico y socioeconómico, un acompañante, un intermediario, un actor de la sociedad. Fue un actor de la economía social y solidaria. Era un hombre de carácter, incluso un comandante. Fue el primer señalizador de las carreras del comité ciclista en 1948. Unos años más tarde, tuvo un accidente de motocicleta que le costó una pierna. Unos años más tarde con una sola pierna, continuó con sus actividades profesionales y voluntarias. Con los años se convirtió en la atracción de las carreras de bicicletas y del grupo Mas a Mokafa, que se convirtió en Mas a Senjan. Aquí y allá, se nos habla de sus hazañas en la moto : al mismo tiempo animador, bailarín, equilibrista. En resumen, era activo, generoso, amable, bon vivant y comprometido. Nos dejó la imagen de que la discapacidad física se puede superar”, explica Alain Mozar.
Los que conocieron el carnaval en tiempos de Senjan guardan buenos recuerdos de él. Sus herederos, los “Mas a po”, se han convertido en un componente esencial del carnaval guadalupeño y representan a miles de personas. Para el autor, es “una práctica popular guadalupeña que no es fruto de la cultura dominante. Una creación, un avance, una afirmación, una inscripción en nuestra conciencia colectiva. El “Mas a Po” no nos lo enseñaron en la escuela (…)”.
Un carnaval popular
Pero el éxito de esta forma de vivir el carnaval no fue automático : “Esta evolución positiva del Mas a Po podría articularse en torno a tres etapas, que son : la primera, antes de los años 80, en el contexto de la época, hacer Mas no estaba bien visto. El Mas estaba un poco marginado : biten a vyé neg* (…) ; la segunda, después de 1980, los Mas son considerados revolucionarios, rebeldes, independentistas, pero con una mirada diferente sobre nuestras realidades y de nuestro entorno, con un cierto sentido de la afirmación ; la tercera, la actual, los Mas a Po están en un proceso y movimiento de memoria, cultural, consciente, en lyannaj para el otro camino. Alteran el orden establecido, molestan (…)”, explica Alain Mozar, que también es miembro del Kolèktif Mas Kiltirèl (KMK), la asociación que agrupa a casi todos los “grupos de piel” del archipiélago.
Los que conocieron esta época del carnaval guadalupeño volvieron a ver imágenes que compartieron con los demás participantes en este café literario. En primer lugar, Senjan encabeza un grupo de una veintena de miembros, precediendo a Turenne con su látigo que chasquea, músicos que tocan muy buena música en la que el tambor cubierto con una piel de cabra (de ahí la expresión “grupo de piel”) es el rey, actores y actrices que interpretan escenas callejeras de la vida en el campo y actividades populares como el “grajé manniok” (“rallador” de yuca), el “koupè kann” (cortador de caña) o de la vida en la ciudad como el “balayè lari” (barrendero). La multitud de seguidores y partidarios, incluidos muchos niños, era grande.
Este carnaval popular de posguerra era diferente del carnaval oficial que presentaban otros dos actores culturales, Aimée Adeline y Raymond Giraud.
Una futura estela
Algunos de estos elementos siguen existiendo, como la música llamada “Senjan”, el ben démaré (baño para empezar el año) que toman algunos aficionados al carnaval el 1 de enero, lugares míticos de Pointe-à-Pitre como Fonds Laugier, las canciones, la vida en grupo, la vida en sociedad… Alain Mozar y la MJCA tienen la intención de seguir investigando sobre los compañeros de Senjan, Turenne Ambrosio, Léon Bourgarel y todos los demás, invitan desde ahora a todos los que tengan información y documentos a contribuir. También están pensando en una mejor conservación de los documentos y objetos, y en una transmisión más adecuada a los diferentes públicos, incluidos los jóvenes y los escolares.
Pronto se inaugurará una estela en memoria de estas diferentes figuras del patrimonio cultural de Guadalupe.
Esta velada de presentación del libro “Misyé, Mizik, Mas, Larel Senjan” –en presencia de tres sobrinos de Victor-Emmanuel Bernardin-Germain apodado “Senjan” – fue rica en emociones e información.
Muchos jóvenes vinieron a descubrir la vida de este hombre al que veneran los aficionados al carnaval del “gwoup a po” (grupos de piel). Uno de estos grupos – 50/50 – fue invitado a tocar esta música de Senjan que ha atravesado las décadas y que ahora forma parte del patrimonio cultural de Guadalupe.
“Esperamos haber contribuido al “Mas a Po” y al “Mouvman Kiltirèl”, a nuestras artes y tradiciones populares, a la educación permanente y a la educación para todos y, más concretamente, a la cultura y, más globalmente, a nuestro país. “Misyé, Mizik, Mas, Larel Senjan”, una obra colectiva”, concluye Alain Mozar.
*cosa para los negros malos