En las últimas semanas se han producido intercambios verbales bastante acalorados en Facebook entre artistas plásticos conocidos de la escena artística local y una galería de arte fundada por guadalupeños instalados en Portugal. Se discutieron temas en torno al dinero, normalmente tabúes, y lo menos que se puede decir es que se han hecho revelaciones, se han saldado cuentas, se han lavado los trapos sucios en público. Los que suelen opinar sobre todo y son muy activos en las redes sociales poniendo un “Me gusta”, un comentario o compartiendo publicaciones, han sido bastante discretos o incluso han desaparecido porque no querían ofender a unos ni a otros… pueden necesitarlos en el futuro.
Este episodio nos permite centrarnos en un trabajo que actualmente es en boga aquí : “organizador de exposiciones”. De hecho, en los últimos diez años ha aumentado mucho el número de artistas en el ámbito de las artes plásticas (pintores, artistas plásticos, escultores). Cada vez hay más artistas que han estudiado en escuelas de arte y artistas autodidactas que se atreven a mostrar sus obras. En consecuencia, siempre hay una exposición que visitar en el archipiélago.
Por lo tanto, algunas personas han encontrado el buen filón para explotar porque si hay muchos artistas que producen obras, hay que ayudarles a presentarse al público y a mostrar su trabajo.
En general, la mayoría de los artistas de Guadalupe prefieren organizar sus propias exposiciones y, para ello, reservan una sala en los centros culturales, las bibliotecas, mediatecas, por ejemplo, gestionados por las autoridades locales. Los plazos suelen ser largos, pero el espacio es gratuito o los artistas tienen que ofrecer una obra de arte.
Por supuesto, esto representa una tarea adicional para el artista, sin embargo si tiene contactos, si es conocido y si a la gente le encanta su trabajo, seguro que venderá una o varias obras para ganarse la vida cuando sea profesional, es decir, cuando sólo tenga el arte para vivir.
Por el contrario, si el artista no dispone de una lista de muchos clientes le será difícil vender algunas obras que le permitan ganar su dinero, aunque los visitantes hayan sido numerosos.
Las cosas son más fáciles para los artistas que tienen una actividad secundaria, algunos ganan a veces un buen salario…
Así, si algunos de estos “organizadores de exposiciones” tienen conocimientos en el ámbito artístico y tienen proyectos serios para los artistas con los que trabajan, otros – mercenarios culturales – han llegado allí porque estaban en paro y buscaban un trabajo que hacer, porque se sienten atraídos por el dinero fácil, porque conocen a políticos electos que pueden defender su causa para que obtengan una ayuda financiera pública.
Estos “organizadores de exposiciones” suelen elaborar solicitudes de subvención que presentan a las autoridades locales (Consejo Regional, Consejo Departamental) o a la Dirección de Asuntos Culturales (DAC). Su principal estribillo: aumentar la visibilidad de los artistas guadalupeños a nivel internacional, una noble misión, pero ¿cómo saber si lo consiguen? ¿Cuántas ferias y bienales internacionales en el mundo han solicitado ya la presencia de nuestros artistas? Hasta ahora, son los guadalupeños los que mendigan una pequeña lugar y, a menudo, cuando estamos en algún sitio, hemos pagado un alto precio… gracias a las subvenciones públicas. Por el contrario, cuando organizamos un evento artístico, siempre buscamos a un extranjero para ofrecerle la cátedra de artista invitado de honor, comisario de exposiciones, todo ello con los gastos pagados o siempre gracias a subvenciones públicas en vez de promover a una persona competente de nuestro país…
Nos acordamos de este “organizador de exposiciones” – un individuo sin escrúpulos – que había decidido promover a los talentos locales. Demasiado contentos de encontrar a este “mesías” que les había prometido el cielo y la tierra para vender su producción, muchos artistas habían confiado en él. Por supuesto, esta persona había solicitado una subvención para organizar una gran exposición que debía celebrarse en Pointe-à-Pitre, no lejos de la Place de la Victoire. Sin embargo, el escenógrafo nunca apareció, los artistas tuvieron que ingeniárselas para disponer las obras y lo más destacado fue la ausencia de este “organizador de la exposición” en la inauguración ; se decía que estaba en Francia para seguir una formación…
Este reincidente estaba todavía en movimiento, hace tres años, aparentemente con asociados. Esta vez, organizó una exposición con subastas en un lugar cultural muy conocido del municipio de Goyave.
Una vez más, las autoridades le habían concedido una subvención, pero se pidió a algunos artistas que hicieran algunos trabajos de pintura y de otro tipo para preparar el espacio que debía acoger las obras. Otros artistas se preguntaron dónde estaban los folletos, las tarjetas de invitación y otros materiales de comunicación que debían promover el evento, finalmente toda la información se publicó en una página de Facebook… era más sencillo y sobre todo no costaba un céntimo sacado de la subvención. Una vez más, este “organizador de exposiciones” brilló por su ausencia y la exposición terminó temprano…
Nos damos cuenta de que ahora, lo que motiva a estos “organizadores de exposiciones”, o a estos “vendedores de sueños” que no saben nada sobre el arte, que no tienen ninguna libreta de direcciones con personas que puedan adquirir obras, no es la comisión que podrían obtener en caso de venta, son sobre todo las subvenciones que reciben. De hecho, no importa que estos mercenarios culturales vendan una obra de arte, siempre ganan cuando no corren ningún riesgo financiero, mientras que el artista se convierte en el hazmerreír.