De más de 50 años de edad, el fotógrafo guadalupeño Robert Thimodent tiene facha de un hombre joven. Sus actividades profesionales, a menudo en relación con la creación artística, son muy numerosas: reportero gráfico, fotógrafo de arte, director de agencia de modelos, periodista, director, actor y cantante.
Robert Thimodent tenía 14 años cuando tocó su primera cámara y fue el flechazo: “Era una Kodak. Se parecía a un cubo y empecé a sacar fotos de mis amigos. Luego, tuve un reflex cuya particularidad es que la imagen corresponde a lo que se ve. En ese momento, se consideraba una buena cámara”, recordó. Robert nunca se separará de una cámara. “Yo tenía un cuñado que era un “especialista” en fotografía y me aconsejaba cuando quería comprar una cámara nueva. Por supuesto, las personas apasionadas por la fotografía se compartieron informes. Como muchas personas, yo iba a San Martín cuando quería comprar una buena cámara barata. Recuerdo una Minolta con un led en el enfocador que se encendía cuando la exposición era correcta y me alegré cuando decía OK. Después, tuve cámaras profesionales”, continuó.
Por aquel tiempo, el joven que vivía con su familia en el Chemin des Petites Abymes en Pointe-à-Pitre conocía a todos los fotógrafos que estaban bien establecidos en la ciudad: “había Catan, Lanoir y Lara, estaban instalados alrededor de la Place de la Victoire. También había otro fotógrafo que vendía muchas fotos pero no sé dónde estaba su estudio, su nombre era Abel Denis”, recordó. Durante su carrera (que no se acabó), Robert Thimodent tuvo todas las marcas de cámaras (Kodak, Minolta, Leica, Canon, Olympus, Nikon, etc.). “Yo era un vanguardista. Esperaba algo que pudiera eliminar el lado agotador de la foto. En realidad sucedió con la invención de la fotografía digital”, dijo. Acaba de adquirir una nueva cámara compacta…
Un deseo de conquistar el mundo
Después de su bachillerato, fue a estudiar a París. Su padre, que trabajaba en un banco y que más tarde recibió la “Medalla del Trabajo”, le envió a estudiar economía en la Universidad de Tolbiac. “Me apasionaba la economía, leía los principales periódicos como “L’Express”, “Le Monde”. Se hablaba en ellos de la construcción de la Comunidad Europea y me gustó esta idea, hoy estoy bastante decepcionado por el resultado… Ya estaba politizado cuando estaba en el liceo de Baimbridge, era un poco revolucionario. Entonces, yo no me veía viviendo toda mi vida encerrado entre cuatro paredes. Tenía un sentimiento de evasión, quería ir a conquistar el mundo, tenía muchos sueños. Pensaba que las palabras como “trotamundos”, “freelance” e “independiente” sonaban bien”, dijo.
El joven estudiante empezó a abandonar sus clases, frecuentaba más bien el laboratorio de foto de la residencia universitaria en Fontenay aux Roses donde vivía. Allí, descubrió el revelado de la foto, se dio cuenta de la importancia de la luz, pensó que la foto en blanco y negro era más artística, etc. “Yo hacía muchas fotos de bodas, de espectáculos de la compañia de baile “La Brisquante “, dirigida por Henri Luchel que representaba a la famosa Madame Adeline en Francia”, dijo. También hizo fotos de Kassav’ en el estudio mientras que la banda aún no era famosa en el mundo entero. Incluso sirvió como chófer para los músicos, también los acompañó durante sus primeros conciertos en la capital francesa, Nueva York, Brooklyn, Reunión.
Fotografiar a los grandes de este mundo
1980 fue un año cargado para el joven que tenía 25 años. Regresó a Guadalupe porque su padre se estaba muriendo. En octubre de este año, se casó con su novia a quien conoció hacía dos años. Poco antes de la muerte de su padre, organizó su primera exposición de fotografías en el Centre Culturel Rémi Nainsouta en Pointe-à-Pitre que consistió en retratos, puestas de sol, escenas de la vida en Guadalupe y Martinica…
Decidió matricularse en la Universidad Antilles-Guyane en Fouillole, pero sólo se quedó cuatro meses en economía. “Me encontré frente a un gran vacío y me pregunté qué iba a hacer ahora. Fue en aquel momento elegí convertirme en un fotógrafo profesional. Había leído libros en el derecho de la fotografía por ejemplo”, dijo. Volvió a vivir en Francia en 1981, se matriculó a pesar de todo en el primer año de Artes Visuales en la Universidad de La Sorbonne y, aunque fue promovido al segundo año, las restricciones financieras le obligaron a abandonar sus estudios definitivamente; hay que decir que en ese momento era el padre de una niña pequeña… Comenzó a hacer reportajes sobre las noticias, iba y venía entre Europa y las Antillas. Un día, se encontró con el director de France-Antilles Guadalupe quien le dijo que quería comprar hermosas fotos para su sección cultural para “mejorar el nivel del periódico”. Entonces, sus fotos se publicaron en el periódico local.
Sin embargo, ya en 1979, Robert Thimodent era entre los reporteros gráficos venidos de todo el mundo para inmortalizar el encuentro entre los cuatro grandes dirigentes – Valéry Giscard d’Estaing (Francia), Jimmy Carter (Estados Unidos), Helmut Schmidt (Alemania), James Callaghan (Gran-Bretaña) – en la vivienda Sainte-Marthe en Saint-François para decidir el destino del Cha de Irán, entre otras cosas. “Fue para mí una especie de bautismo del aire. Fue Camille Jabbour, el director de la revista “Match” él que me escribió un documento oficial para que yo obtuviera la acreditación. Hubo muchos empujones, una cámara me golpeó la frente y estaba sangrando pero no importó porque yo estaba “cazando” con los grandes fotógrafos. Tenía una Nikon F, una cámara profesional que el hijo del señor Jabbour, Ruddy, me había prestado…”, contó.
El fotógrafo de los artistas
Esta experiencia profesional excepcional le dio más confianza al joven fotógrafo. Entonces, quiso integrar una agencia de prensa fotográfica y se fue a “Sygma” en París para saber si buscaba a un corresponsal en Guadalupe, pero pronto se dio cuenta de que el Caribe no tenía mucho interés para estas grandes agencias y que era mejor vivir en Europa para ser solicitado y enviado a países extranjeros.
Del 25 al 29 de julio de 1985, Guadalupe estaba sacudido y paralizado por “el Caso Faisant”, Robert Thimodent estuvo en primera fila: “Yo estaba en mi elemento. Tenía un asistente y estábamos en una motocicleta para cubrir los eventos que tenían lugar en particular en Vieux-Bourg y Fouillole en la región de Pointe-à-Pitre/Abymes. Había un fotógrafo de Sygma aquí pero estaba con la policía, yo estaba en una posición ideal porque estaba entre los huelguistas y, esta vez, la agencia me tomó más de cien fotos que se vendieron en varios países europeos (Italia, España, etc.)”, recordó. El fotógrafo quiso seguir por el impulso adquirido y se fue a Martinica para hacer un reportaje sobre el concierto de la cantante y actriz francesa, Vanessa Paradis, pero los organizadores le respondieron que un fotógrafo de París ya fue elegido…
En diciembre de 1985, también sigó al presidente francés François Mitterrand cuando visitó Guadalupe y Martinica.
Entre tanto, se afilió a la Union des Photographes Créateurs – UPC (Unión de fotógrafos creativos). Hasta el año 2000, Robert Thimodent trabajó exclusivamente en Guadalupe, Martinica y Francia. También se dedicó a reportajes sobre la vida artística y cultural. Él fotografíó los desfiles de carnaval, los desfiles de moda y a casi todos los artistas de la edad de oro del zouk, incluso fue el fotógrafo oficial de algunos cantantes y músicos. “Cuando me hice profesional, todos los años iba a sacar fotos de “Kassav'” en Le Zénith en París”, dijo. Además, sus fotografías ilustran la funda del primer disco de Patrick Saint- Éloi, la de dos discos de Georges Décimus, la un disco de Éric Brouta y de Jacob Desvarieux… También se publicaron en France-Antilles y su suplemento, TV Mag.
Actividades numerosas y variadas
Luchó para obtener el pago de sus derechos de autor. “Yo era el primer fotógrafo en abordar este tema y algunos no me entendieron… Para mí, era importante que un profesional se ganara la vida con su profesión. Si un reportero gráfico se contenta con vender sus fotos sin recibir sus derechos cada vez que se publican sus fotos, es mejor que abra una tienda de fotos. Como no me pagaron mis derechos de autor, decidí crear mi periódico”, dijo. En 1999, lanzó “Décollage”, una revista gratuita de formato A4 de unas veinte páginas con secciones como “moda”, “cosmético”, “gente”, etc. En Guadalupe, fue el primer en hablar de la DHEA, una molécula que rejuvenece; el famoso Ary Ébroin ofrece un artículo sobre la mitología antillana. “Después de 17 ejemplares, la publicación del periódico se detuvo en 2003. Fue una buena experiencia, pero fue muy difícil (…)”, dijo.
La carrera profesional de Robert Thimodent es verdaderamente ecléctica. “Soy como un ordenador con puertos artísticamente cargados”, dijo.
En efecto, también se dedicó a la fotografía artística. Después de su primera exposición en 1980, el año siguiente, también mostró sus obras en la Bibliothèque Schoelcher en Fort-de-France, Martinica. En 1989, con ocasión de la segunda edición del Festival des Arts de Guadaloupe (FESTAG), expuso sus fotografías en el Musée Schoelcher. En 1992, participó en una exposición colectiva en el Centre des Arts et de la Culture.
En julio pasado, el Festival International du Zouk de Guadeloupe (FIZ) le solicitó para una exposición titulada “Historia del Zouk en imágenes, un zoom en Gilles Floro”, que tuvo lugar en el Centre Cultural Rémi Nainsouta.
En 1995, colaboró con la asociación “Les Cuisinières de la Guadeloupe” para la realización del libro de cocina titulado “Traditions Culinaires Créoles” y traducido en inglés.
En 2001 y durante un año, el fotógrafo dirigió “Plurielle”, una agencia de modelos creada por Denis Mélyon.
Además, antes de la aparición del teléfono móvil equipado con una cámara, cada año, fue a la Foire de Paris donde fotografíó a artesanos, personalidades y visitantes. “Trabajaba mucho: después de hacer mis fotos, traía las películas al estudio para que se revelaran en seguida y volvía a la feria para vender las fotos a los clientes”, recordó.
“Bobohkay”, un álbum de música electrónica
Robert Thimodent también descubrió el golf y se hizo en el campeón departamental de golf de Guadalupe en 1993 y 1997. Fue él quien escribirá artículos y sacará fotos para el periódico local durante las competiciones de golf aquí y cuando la delegación guadalupeña viajará por el Caribe, en particular en San Cristóbal y Nieves, Cuba, Trinidad y Tobago y Barbados. En el club de golf de Saint-François, conoció a celebridades como la señora Carven de la casa de alta costura de París y fue invitado a sus mesas…
Durante unos diez años, este profesional de la imagen realiza “T-Mode”, un programa dedicado a la moda en Guadalupe que se difunde en el canal de televisión privado, Canal 10.
Hace tres años, Robert Thimodent – que tocó la percusión sobre toneles con sus amigos cuando tenía 12 años, compró una guitarra a la edad de 16 años y escuchó la música de la famosa banda “Les Vikings” – realizó uno de sus viejos sueños: lanzó su primer álbum titulado “Bobohkay”. Su seudónimo artístico es Bob Thimo. Los 9 títulos están en criollo, francés, inglés y español y hablan, entre otras cosas, del desempleo, la globalización, el amor y el erotismo. El fotógrafo-cantante ya rodó el video de tres canciones: “Pa tini travay”, “I remember” y “Olivia de Bolivia”. El clip de “Banana Party” está en preparación. “Es música electrónica. Es un álbum más bien para el mercado internacional. Sé que la gente en el extranjero lo escucha a causa de los derechos que la SACEM me pagó“, dijo el artista. Ahora, está buscando un profesional de la música que lo ayude a promover su álbum que algunas radios locales prefieren boicotear: “no me reconocen como cantante”, dijo. En la portada del álbum, Robert Thimodent incrustó la imagen de un platillo volante para testimoniar la aparición de un OVNI en la colina de Saint-Félix en Le Gosier, en 1980, cuando estaba allí, una noche, con una amiga. “Aquella cosa que estaba en el mar cerca de la isla de Dominica llegó dentro de unos segundos cerca de nosotros. Temblé de miedo y lo soñé durante un mes. Pienso que fui testigo de un evento extraordinario (…)”, contó sin temor a ser ridículo…
Su pasión por la cámara también lo empujó a convertirse en un actor en películas y telenovelas.