La muerte a los 98 años de Alicia Alonso, la bailarina más icónica de América Latina, dejó huérfano al movimiento danzario cubano, que la tenía como madre nutricia y embajadora del ballet cubano. Viengsay Valdés es ahora la nueva directora del Ballet Nacional de Cuba.
La desaparición física de Alicia Alonso, además, despojó al Ballet Nacional de Cuba de su figura central y paradigma. La compañía, fundada el 28 de octubre de 1948 como la primera agrupación profesional de ballet en la historia de Cuba, nació con el nombre de Ballet Alicia Alonso y en 1960 pasó a ser Ballet Nacional de Cuba, con la prima ballerina assoluta al frente.
Desde su debut, el Ballet Nacional mostró su gran preocupación por enriquecer la cultura danzaria de los cubanos y convirtió el ballet en una expresión genuinamente cubana y popular.
Con la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959, se abrió una nueva etapa en la compañía, donde el ballet cubano pudo alcanzar sus grandes aspiraciones históricas. La Ley 812 del Gobierno Revolucionario garantizó definitivamente la existencia de la compañía y le brindó todo el apoyo material y espiritual para realizar su labor, como máximo exponente de una nueva escuela.
La compañía desarrolló una amplia línea coreográfica en la que figuraron las más importantes obras del ballet de acción del siglo XVIII y de la gran tradición romántico-clásica del siglo XIX, y estimuló un movimiento de creación contemporánea, que incluyó las más diversas temáticas.
Más de 200 giras, que han incluido actuaciones en 62 países de los cinco continentes, y la creación de un vasto y versátil repertorio de 758 títulos, la mayoría de ellos con carácter de estrenos mundiales, avalan su saldo creador.
En 2018, el Estado cubano, mediante la Resolución número 31 del Ministerio de Cultura, decidió declarar al Ballet, Patrimonio Cultural de la Nación, ante la grandeza de la obra creadora de la compañía.
Una técnica impecable
Sin embargo, el prestigio mundial acumulado a lo largo de los años se vio amenazado con el paso de los años, cuando por cuestiones obvias de salud la Alonso quedó al frente de la compañía solo de manera nominal, no físicamente.
A lo largo del tiempo se valoraron muchos nombres de posibles sustitutas, pero ya en 2018, ante el evidente deterioro físico de Alonso, ocupó la dirección artística la primera bailarina Viengsay Valdés, lo que significó – además – un sensible cambio generacional.
Valdés, de 42 años, famosa por su técnica impecable y por ser una de las bailarinas más constantes y estables del panorama balletistico cubano, está considerada uno de los mejores exponentes de la Escuela Cubana de Ballet.
Ha sido mayoritariamente aclamada por la crítica mundial, que ha reconocido su virtuosismo y capacidad física, en sus colaboraciones con algunas de las mejores compañías del mundo, como el Ballet Mariinski y el Bolshoi, de Rusia; el Royal Ballet de Dinamarca, el Washington Ballet, el Ballet Concierto de Puerto Rico; el Joburg Ballet, de Sudáfrica; entre otros.
Continuadora de las enseñanzas de Alicia y Fernando Alonso y de las llamadas cuatro joyas del ballet cubano: Josefina Méndez, Loipa Araújo, Aurora Bosch y Mirta Plá, a la primera bailarina le fue asignado para el mejor desempeño de sus funciones como subdirectora artística, un Consejo Técnico Asesor, conformado por grandes maestros en ejercicio.
Un arduo trabajo
Luego de la muerte de Alicia en octubre de 2019, todo parecía indicar que el cargo de directora general del Ballet Nacional recaería automáticamente en Viengsay Valdés, pero no sucedió así.
No fue hasta inicios de enero de 2020, que el Ministerio de Cultura de Cuba confirmó oficialmente que la joven bailarina era, en efecto, la nueva directora del Ballet Nacional de la isla.
El nombramiento oficial ocurrió sobre la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en presencia del elenco artístico del Ballet Nacional de Cuba y medios de prensa invitados.
La recién nombrada directora tiene por delante un arduo trabajo sobre todo en lo referido a la actualización y ampliación del anquilosado repertorio romántico de la compañía.
A lo que sea capaz de lograr en su gestión se deberá, además, mantener el alto estándar de calidad técnica de la compañía y posicionarla entre las últimas y avanzadas tendencias del ballet mundial contemporáneo.
Mientras tanto, Valdés sigue el ejemplo de su maestra y continúa siendo una bailarina en activo.
En la tradicional gala con la que cada 1 de enero el Ballet Nacional de Cuba celebra el año en el Gran Teatro de La Habana, se pudo disfrutar de la actuación de la actual directora en uno de los roles protagónicos de “Cascanueces”.
“Cascanueces”, el clásico más popular a nivel mundial en las fiestas de año nuevo, se ofreció en la versión que le hizo la prima ballerina assoluta en 1998, y en la que Viengsay compartió roles con jóvenes y consagradas figuras como Grettel Morejón, Anette Delgado, Sadaise Arencibia, Dani Hernández, Rafael Quenedit, Adrián Sánchez, Chanel Cabrera y Claudia García.
La gala de este 1 de enero fue la primera función de apertura del año sin la presencia de Alicia.