Hace ya varios años que se instauró la tradicional misa de las vendedoras en la catedral de Nuestra Señora de Guadalupe y el tradicional desfile de carnaval por las calles de Basse-Terre. Tras dos años de restricciones a causa de la pandemia de Covid-19, que golpeó duramente al archipiélago y anuló esta manifestación cultural, las vendedoras y el público esperaban con impaciencia este evento. Desde las 9.00 de la mañana, todos se reunieron en esta hermosa iglesia de piedra cuya construcción comenzó en el siglo XVIII y cuyas obras de restauración finalizaron en 2010. Tras una hora de celebración religiosa en la que el sacerdote, entre otras cosas, recordó a las vendedoras que debían ser y permanecer sonrientes y agradables para atraer a los clientes, la comitiva, compuesta por varias asociaciones culturales, partió en dirección al mercado de Basse-Terre, pero pasando antes por las principales calles de la capital guadalupeña. Estas damas – esposas de agricultores o agricultoras – fueron muy aplaudidas y elogiadas por sus hermosos vestidos y sombreros, por no hablar de sus pasos de baile. La música corrió a cargo de tres destacadas bandas de carnaval: Mas Vyéfò, Volcan y Kalson All Stars.